La mayor parte del tiempo estamos en automático, cumpliendo nuestra cotidianidad de trabajo, hijos, familia, estudios, quehaceres domésticos e incluso puede que se nos desvanezca el tiempo más rápido de lo que nos damos cuenta.
Una manera de hacer una pausa y darle una mejor perspectiva a nuestro día y conectar con el presente es detenernos unos minutos e identificar las cosas buenas que tenemos y que nos pasan.
Para esto, hablemos primero de lo que es la gratitud y el agradecimiento. La gratitud es la fuente interna que tenemos, la emoción que experimentamos en nuestro interior cuando valoramos lo que somos, tenemos y recibimos en nuestra vida y nos asombramos ante la vida y sus maravillas; mientras que el agradecimiento es la acción de dar gracias, es la manera como se manifiesta la gratitud.
Aclarado ambos términos podemos identificar si hemos experimentado los dos o solo la acción externa que normalmente nos enseñan desde niños en nuestra casa o en la escuela para seamos una persona educada y agradecida hacia los demás, aunque no necesariamente lo sintamos en nuestro interior.
La experiencia humana aunque está llena de retos, también tiene acciones sencillas y llenas de significado, pero que poco o nada tomamos en cuenta y las damos por sentado. Nos acostumbramos a pensar más en lo que no tenemos, cuando hay cosas que ya tenemos y que sin ellas la vida sería distinta como respirar, despertar, caminar, mirar, hablar, tener salud; incluso tener un techo donde refugiarse y tener comida.
Incluso sin darnos cuenta perdemos nuestra capacidad de asombro de cosas maravillosas que suceden alrededor, que nosotros no hacemos nada para que sucedan y que están a la vista. Observar la naturaleza, el cielo, el mar; sentir el sol o el viento; oler una flor, y muchas otras cosas más, son acciones que podemos hacer con poco esfuerzo y que nos conecta al milagro de la vida en este planeta donde coexistimos.
Volviendo a nuestra vida diaria, donde el tiempo muchas veces se va en tareas y acciones mayormente automáticas, una manera de resignificar nuestro presente es realizar pequeños pero significativos espacios de gratitud. Puede ser una práctica que puedes incorporar en tu rutina, haciéndolo a tu ritmo y lo que resuene contigo.
Practicar de manera continua la gratitud y el agradecimiento en nuestro día puede ser un hábito positivo que nos ayuda a enfocarnos en el presente, conectarnos con nosotros mismos, sentirnos positivos y felices durante el día y tener mayor resiliencia con los demás, lo que mejora nuestras relaciones personales y profesionales.
Aquí te comparto algunas actividades que puedes llevar a cabo en tu día que te conecten a la gratitud y el agradecimiento.
Al levantarte y al acostarte respira profundamente para conectarte con la gratitud y agradece por 3 o más cosas que tengas o experimentes y quieras dar gracias.
Practica la contemplación, observa atentamente lo que transcurre en tu día, lo que hay a tu alrededor y con quienes compartes, te ayuda a conectar conscientemente con el presente, con tus emociones y a identificar la gratitud en tu interior, luego elige una o varias cosas que quieras agradecer de lo que viste.
Si sientes que quieres escribir sobre lo que experimentas con la gratitud puedes llevar un diario o cuaderno, una nota de voz o pequeñas notas con frases de agradecimiento que puedas ver u oír nuevamente y te acerquen a tu gratitud.
En algunas ocasiones queremos agradecer a nuestros seres queridos o compañeros de trabajo, puedes mandar un audio o nota de agradecimiento, alguna imagen o frase que te ayude a mostrar lo que quieres expresar. Será un regalo no solo para la persona sino para ti porque te conectará con tu felicidad.
Hay otras alternativas que puedes realizar según tu ritmo, tus gustos y tiempo, busca en tu interior qué otras cosas quisieras hacer; lo más importantes es que lo realices periódicamente y se incorpore a tu rutina.
Conectarnos a la gratitud y el agradecimiento nos da un nuevo enfoque más consciente a nuestro presente, es un beneficio que genera emociones positivas, mejora la salud y el bienestar, aumenta la felicidad y refuerza el amor propio.