Los imprevistos forman parte de la experiencia humana. Por ejemplo, perder el trabajo, ser víctima de un robo, alguna caída en la calle o una urgencia de un ser querido, incluso en nuestra vida cotidiana, para las que somos madres, aunque tengamos un plan puede que no salga como esperamos y cambia todo lo que teníamos programado. Si hay algo que cuesta manejar son las circunstancias inesperadas, principalmente porque muchas veces nos invade el miedo y la mente empieza a crear historias que nos hace sentir vulnerables, dejándonos sin saber qué hacer.
Pero si hay algo que es indudable es que la incertidumbre y lo inesperado estarán presentes, no sabemos qué nos depara el futuro, y aunque algunas cosas que nos pasan son más sutiles y otras más desafiantes, podemos buscar mecanismos que nos ayuden a enfrentarlas con claridad y fortaleza. Las experiencias son únicas y el camino que escoges para vivirlo también.
Por eso quiero compartirte algunas ideas que pueden ayudarte a transitar momentos inesperados para que el camino sea más calmo y certero.
Aceptar la incertidumbre ayuda a tener serenidad y claridad mental para buscar alternativas y soluciones a lo que sucede en ese momento. Además, estar atento a las emociones que surgen ayuda en el autoconocimiento y a poder gestionarlas. Si sientes que alguna situación te sobrepasa, el primer paso que puedes tomar para regular las emociones es respirar profundo, u otras acciones simples son caminar o tomar una pausa para organizarte internamente.
Enfocarte en el presente e identificar si la mente te cuenta historias que en realidad no están sucediendo. Muchas veces agobia más lo que pensamos que puede pasar que lo que realmente está o termina pasando. La mente trabaja desde el temor y el miedo como instinto de supervivencia, y darte cuenta de esto puede ayudar a mantenerte más clara y vigilante de tu mente con la auto-observación.
Apoyarte en tu círculo de confianza, ya que puedes conseguir empatía, escucha, consuelo, compañía e incluso ideas que solventen la situación en la que te encuentras.
Posterior al imprevisto, cuando tengas un poco más de tiempo, ayuda hacer una reflexión interna para identificar pensamientos, emociones y aprendizaje sobre lo que te sucede. También puedes liberar energías y emociones contenidas en el cuerpo y la mente realizando tareas simples y automáticas como ejercitarte, organizar o limpiar cosas.
Aunque quisiéramos que no pasaran cosas desagradables o inesperadas, estas forman parte de la experiencia humana y por más difícil que sean, transitarlas y ser pacientes con nosotras mismas, forma parte del camino de evolución de nuestro espíritu, así que vívelo, aprende y agradece lo que esa situación vino a enseñarte.